dissabte, 11 de maig del 2013





LAS PALABRiTAS DE LA FLORECiTA



Capítulo 6



FiLOSOFíA








Muchas gracias, Florecita.









Je je... "de nada", dice la Florecita...


Esa breve frase me lleva a pensar en el
nihilismo y en lo maravillosamente amplia
y diversa que es la filosofía...


Porque entre la "Crítica de la razón pura"
de Kant y el "Así habló Zaratustra"
de Nietzsche hay tantas interconexiones,
tantas divergencias, tanto...


tanto...









Venga va, Cactus, haya seriedad...


No interrumpas, que luego
conectaremos contigo
para que nos des una clase
magistral sobre Descartes...


Pero antes de hablar de Descartes
y de todas las caras que la filosofía nos
muestra a lo largo de la historia...


Antes de entrar en materia y ponernos
ya por fin riguros@s y fruncir el ceño
e hincar los codos y genuflexionar los
ombligos...


Antes de todo eso quiero revivir aquí
una escena que presencié hace un
tiempo (ay, el tiempo, ese lugar
efímero, siempre trascendente y a la
vez siempre inmanente...) (pero no, ahora
no es el momento de hablar de la inmanencia)
(no) (ahora es el momento de rememorar
aquella escena...) cuando se encontraron
por primera vez dos amigas mías.


Si os fijáis en la viñeta que hay
ahí abajo veréis dos mozas, la de
la izquierda era estudiante
de FILOSOFÍA y la de la derecha
estudiaba MEDICINA.


Pero veamos, veamos ya la escena:








Por cierto, ninguna de las dos terminó
la carrera universitaria, porque al poco
de ese encuentro ambas comenzaron a
tratarse cada vez más y más y más y
al final decidieron que lo mejor que
podían hacer con sus vidas era
dedicarse al cultivo
de sifonóforos.


Sí.


El cultivo de sifonóforos.


Los sifonóforos existen, y mis amigas
tuvieron la idea de dedicarse al cultivo
de sifonóforos cuando nadie había pensado
nunca en que eso podía ser un buen negocio.


De hecho, no es un buen negocio.


Pero les da lo suficiente para vivir y
también les da tiempo libre para amarse
la una a la otra y la otra a la una con gran
pasión, una pasión que se autorregenera
una y otra vez (y otra y una vez) sin
fecha de caducidad y con grandes
dosis de regocijo.


Pero...


¿De qué estábamos hablando?


¡¡ Ah, sí !!


De la filosofía.




Filosofemos, pues:











Bien, ahora que ya
hemos filosofado
podríamos pasar
ya a ...











Cactus...


 ¿qué quieres ahora?










¿ La falo... ?


¡ ... !


¡¡ CACTUS !!


Ahora que estaba yo
entrando en materia
y estaba a puntito de
compartir con el público
mis grandes conocimientos
sobre Aristóteles, Sócrates,
Demócrito, Diógenes...









(Nada, que no hay manera)




¿ Qué quieres, Cactus ?









¡ NO !


¡ NO LA HE VISTO !


( ¿ pero qué clase de cine les ponen
a los cactus en el desierto ? )


( ¡ por favor ! )



Jo...


Es que...



Así es imposible hablar tranquila
y amenamente sobre filosofía...



"Una felación llamada Sofía", dice...



Será desvergonzado este Cactus...



Pero, vaya, esto me recuerda
a un señor que conocí
el mes pasado.


Sí, era un señor que, al hablar,
no podía pronunciar la "R",
y la sustituía por la "F".



Sí, querido público,
estoy ahora recordando...



"EL EXTRAÑO CASO
DEL SEÑOR QUE AL
HABLAR CAMBiABA
LA "RPOR LA "F"











Y, lo que son las cosas, el extraño
caso de este señor me recuerda
una escena de la que fui testigo
anoche, mientras estaba
yo asomado a mi balcón.


Sí, ahí estaba yo asomado a
mi balcón y de pronto se iluminó
una ventana enfrente y vi...



¿ Qué vi yo ?


¿ Alguien quiere ver lo que vi yo ?


¿ Sí ?


Pues ahí va, esta es la escena que yo vi:













Y ahora sí, ahora por fin
hablaremos de Descartes.


Porque para terminar este capítulo
el Cactus nos ofrecerá su clase magistral
sobre la filosofía descartiana:













¡¡ Hasta luego !!




:-)




















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